Posibilidad en tiempos de crisis
- Aurora Fernández
- 6 abr 2020
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 8 abr 2020

En momentos de cambio, de crisis, de confinamiento, de cierto duelo…, es cuando las capas externas caen y la vulnerabilidad escondida emerge, acompañada de ese a veces tan querido NO.
Ese NO que aparece adosado a la mayor parte de las frases y las conversaciones que nos dedicamos en esos momentos: no puedo soportarlo, no soy capaz, no lo merezco, no lo entiendo, no sé qué hacer… y que, lejos de aportar, solo añaden más sufrimiento.
Seguramente, el responsable de esta situación ha sido un detonante externo. En algunas ocasiones, completamente ajeno a nosotros, en otras, tan solo ha sido el gatillo, pero el arma ya estaba cargada en nuestro interior.
Y es entonces cuando todos nuestros mecanismos de defensa comienzan a disparar:
En primer lugar aparece el miedo, como gran defensor de nuestro castillo, que puede motivar el primer tipo de reacciones automáticas (directas del cerebro reptiliano, en palabras de D. Siegel) como son el bloqueo, la huída ó el ataque
Siguiente, la culpa. Buscamos a los culpables. Culpamos a los demás de la situación, de nuestras reacciones, de lo que nos pasa... Y si no tenemos suficiente, nos sentimos también culpables. Por lo que deberíamos estar haciendo y no hacemos…
Seguramente aparece la rabia, que nos hace saltar a la mímina, como una forma de desahogo y necesidad de venganza interna por lo ocurrido

Y probablemente existan muchos otros mecanismos asociados. Pero es el momento de plantearse si puede existir otra posibilidad o mejor dicho la posibilidad de convertir ese NO automático, el que proviene de nuestras defensas primarias, de nuestras creencias, en otra alternativa. Según un maestro que tuve, la alternativa puede ser la que nos ofrece un gran filósofo de nuestro tiempo, José Mota…, que decía “y si, SI…”
Y si en vez de dejar escapar el torrente de nuestras emociones sin procesar, las escuchamos, aprendemos y corregimos
Y si en vez de pensar que somos lo que hacíamos antes, y por tanto ahora no somos nada, tenemos la capacidad de elegir quien queremos ser ahora, con independencia de todo lo que pueda estar pasando a nuestro alrededor
Y si en vez de situarnos como víctimas, y la cierta comodidad que proporciona, comenzamos a ser protagonistas, a asumir nuestra responsabilidad y actuar.

Y para que toda poción mágica pueda funcionar, es necesario contar con unos buenos poderes, unos superpoderes que nos permitan convertir esa alternativa en realidad. Superpoderes que en realidad todos tenemos y que solo depende de nosotros activarlos o no:
1) El poder de ACEPTAR
Nuestra capacidad de aceptar que lo que pasó, pasó. No siempre se puede elegir lo que pasa, pero siempre se puede elegir qué puedo hacer yo con lo que pasa. Es ahí donde radica mi verdadera libertad
2) El poder de PARAR
Desterrar el si no hago… no aprovecho... no soy. Vacunarse contra el síndrome de Atlas (aquel que llevaba la bola del mundo en sus espaldas..) Parar, para poder vivir este momento y conectar con lo que verdaderamente es importante para mí, mis necesidades, mis valores. “Solo lo que está vacío se puede llenar” Libro del Tao
3) El poder de NO SABERLO TODO
No lo sé todo, no tengo todas las respuestas y no pasa nada. Entrenar la habilidad de decir no sé, necesito tu ayuda, tengo dudas, gracias, admiro lo que haces.., es lo que nos acerca y nos hace más confiables a los demás. Nos permite estar abiertos a aprender y aceptar el error como parte de la vida
4) El poder del SILENCIO
No se trata de callar, se trata de escuchar. Liberarnos de pensamientos inútiles, dejar de juzgar, dejar de quejarse. Escuchar para comprender, para abrirnos a nuevas perspectivas, para cambiar
5) El poder de ACTUAR
No como reacción automática, sino como elección. ¿Qué puedo hacer yo con lo que está sucediendo? No se trata de averiguar si soy o no capaz, sino cómo voy a ser capaz
Comments